Finales y comienzos… Comienzos y finales… y Pausas…

Hay días que te levantas con el «pie izquierdo». Desde ya la más temprana sensación de la mañana, parece que intuyes algo…

¿Pudiera ser la falta de sueño del insomnio? Por suerte ya muy infrecuente, aunque cuando viene toca. Eso prefieres pensar.

Pudiera ser que no te entra en la cabeza o no cabe en tu alma ya, tanta complejidad para solo VIVIR.

¿Son problemas o dificultad para tomar tan importantes decisiones?

Planes y más planes, encaje de bolillos para pasar un día festivo en familia sin que falle nada…

Y te preguntabas… ¿tanta duda para unas pocas horas? ¿en serio?

¿Y este picazón interior tan exacerbado a qué se deberá?

¡Si yo solo quiero VIVIR! ¡tranquila y feliz…!

Hay vivencias que tocan en el corazón, hay otras que llegan y se van.

Hay momentos vitales que calan más hondo, como el frío helado bajo cero, tanto que te despiertan de un profundo sueño.

Esa noche habías tenido unas cuantas de esas intranquilidades existenciales, tan necesarias como para ser atraída de los brazos de Morfeo.

Lo que no sabías, era que a la noche siguiente, llorarías a moco tendido por otro suceso inesperado más, o que no habías planificado. Del que quizás sí te avisaba tu cuerpo todo el día.

Y que este supuesto «sobresalto» encima te daría carrete y más fuerzas, para seguir tomando decisiones importantes, sean las que sean, las que te grite tu conciencia.

Una casa donde habitar, un colegio donde crear un futuro, una afición y rutinas positivas para salir de la monotonía cotidiana…

Que todos tus sustos sean tan livianos.

Donde no hay, nada se puede sacar.

Donde hay amor, nada falta.

Buenas noches.